Como sufrí este partido. Luego de arranque aplanador liderado por Luifa Scola metiendo todo lo que tiraba, Puerto Rico se acercó sobre el final del primer cuarto para superar ampliamente a Argentina en el segundo cuarto, principalmente por el dominio casi absoluto del juego aéreo, lo que me recordó a la frase de Slam Dunk de “el que domina los rebotes domina el juego” (en algún momento haré una nota de esa grandiosa obra). Sin embargo, cuando parecía que al comienzo del tercer cuarto Puerto Rico tomaba las riendas del juego, aparecieron el oficio y sacrificio de Kammerich y la magia del ídolo máximo de Argentina Emmanuel Ginobili quien, metiendo 6 triples casi consecutivos, puso a la Albiceleste una vez más arriba en el marcador. Pero el sufrimiento no terminaría ahí, ya que en el último cuarto Puerto Rico volvería a igualar la situación y faltando menos de medio minuto, Argentina ganaba por solo un punto. La celeste y blanca estiraría la última posesión lo más que pudo, pero desde el banco de Puerto Rico llega la orden de dar falta. Prigioni falla el primer libre poniéndome los huevos en la garganta pero convierte el segundo. Con dos puntos abajo y seis segundos en el reloj Puerto Rico intenta un triple para revertir el marcador pero lo falla. La Generación Dorada nuevamente consigue la chance de obtener otra medalla de oro, pero antes, mañana tendremos la esperada revancha contra Brasil, único rival que la derrotó en el torneo.
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